Cuando vemos que el amor se nos esta muriendo nos desesperamos y tratamos de que ese momento no llegue.
Fingimos mucho y prometemos imposibles que no podemos sostener. Tratamos con todas las posibilidades de intentar mejorar las cosas, pero en algunos momentos no recibimos del otro una reciprocidad.
Muchas veces la falta de resignación nos hace actuar como locos, muchas veces amamos tanto que la simple idea de poder perder a esa persona nos hace hacer cosas de las cuales nos arrepentimos.
El amor desata las más feroces pasiones, el amor nos vuelve poco inteligentes, bloquea nuestros sentidos y no permite pensar demasiado en las consecuencias.
A veces es tan inmenso el sentimiento que nos domina que rompemos las libertades individuales sin darnos cuenta y dejamos a la otra persona en una suerte de cárcel, y otras veces dejamos demasiado espacio que la otra persona no siente el verdadero cariño que le tenemos y comienza a dudar.
Cuando uno ama, cuando el sentimiento es verdadero el miedo a que algo quiebre la armonía hace que nos pongamos a la defensiva y comencemos a dudar de todo. A veces tanto amor genera desconfianza y sin confianza el vínculo se rompe.
Y otras tantas veces es imposible evitar el impacto y caes y caes, tenés que aceptar que las cosas ya no son como querés, tenés que armar una especie de capsula y guardar todo para lograr que ese pasado que tan feliz te hizo, pero que hoy ya no está, evite que sigas tu camino.
Cuando la persona que amas hace que todo lo vivido no existe, cuando la persona cierra la puerta de la posibilidad y comienza un nuevo rumbo, cuando la persona amada elige cerrar con candados y cadenas esa historia y es solo indiferencia lo que queda… es en ese momento en el que tu barco debe virar hacia otro horizonte y dejar que los vientos de cambio encuentren un mejor lugar para ese corazón, que por el momento no ve mas que tristeza.
28-05-09
